Con la vasija sin fregar y la cama sin hacer, la banda pone punto muerto a esta etapa, casi tres años después de la última reforma. El blues más blues que nunca y el rock un poco menos rock que antes. No sin su requiem, el tiempo y las grietas han acabado por deteriorar su estructura dejando ver lo importante de parar para hacer balance de daños, valorar costes de reforma y pensar si merece la pena seguir abiertos. Dejen la llave al salir.
12 de octubre de 2010
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